Historia de "Ojos del Viento"

El nombre "Ojos del viento" surgió de haber arrojado el I Ching. El I Ching es un libro de oráculos chino formado por 64 símbolos. Se debe hacer una pregunta al libro y, arrojando tres monedas, se termina dando con un símbolo a partir del cual se intuye la respuesta luego de pensar acerca de una serie de imágenes que da el libro.

Se le preguntó al libro cuál era el nombre de nuestras cabañas y salió el símbolo 20: KUAN. El símbolo en chino significa LA CONTEMPLACIÓN o LA VISTA.

Tiene doble significado: el de contemplar y el de ser contemplado, el de ver y el de ser visto. Se lo vincula con una torre desde la cual se puede ver lejos y que a su vez puede ser vista desde lejos. En China la torre era ubicada muchas veces en lo alto de las montañas. Por esto se relaciona el signo con los reyes antiguos que eran sabios y que viajaban continuamente para ver al pueblo y dejarse ver por el pueblo. La imagen del rey sabio representa el que está arriba y baja para aprender de los pequeños, pero que a su vez enseña con su sabiduría a los que están abajo.

Por otro lado, la contemplación es el momento de mayor recogimiento interior, el momento en que la vista se vuelve hacia adentro. Esto, en el ritual chino, es el momento que media entre la purificación y el sacrificio. En este momento el sacerdote se ha limpiado por dentro y se prepara para ofrecer, para dar, para agradecer. Es el momento más sagrado, el momento en el que uno busca el sentido de lo que está haciendo. Sólo viendo de esta manera, se puede ver el sentido de las leyes de la naturaleza y cómo estas leyes se repiten dentro de uno mismo. En este momento sagrado es cuando se descubre la gran armonía entre el interior y el exterior.

Además, el signo tiene dos componentes básicos: el símbolo de la tierra abajo, y el del viento arriba. Por eso el conjunto habla del viento que planea sobre la tierra. Sólo el viento puede viajar a todos lados y penetrarlo todo con su aire. Sólo si el viento viera tendría una forma de ver que permitiera llegar a todos lados y penetrar los misterios de las cosas. De aquí que el viento que planea sobre la tierra sea la imagen de la contemplación, ya que contemplar no es sólo ver sino ver de una manera que todo lo abarque y que todo lo penetre. Es una mirada que sólo el viento podría tener si tuviera ojos...